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Crisis en la élite: Los peores equipos del 2025 en las grandes ligas europeas

The Monopolitan
Fuente: Unsplash

En el mundo vertiginoso del fútbol de élite, donde la presión por obtener resultados positivos es constante e implacable, no todos los equipos logran estar a la altura de las expectativas. A veces, los fichajes millonarios, las promesas tácticas y los proyectos deportivos bien diseñados se desmoronan ante la cruda realidad del descenso o del fracaso competitivo. El año 2025 ha traído varias sorpresas amargas para clubes históricos y emergentes que, lejos de luchar por títulos o puestos europeos, se han estancado en la parte baja de sus respectivas ligas. En medio de esta dinámica impredecible, los aficionados también encuentran nuevas formas de mantenerse involucrados, por ejemplo, a través del mundo de las apuestas deportivas, donde bonos como el código promocional betano perú permiten a los usuarios seguir cada partido con mayor atención y una participación más activa, lo que demuestra cómo el fútbol influye no solo en el deporte, sino también en el entretenimiento diario.


El colapso del Real Valladolid y Leicester City: mismos puntos, misma angustia

Pocas cosas son tan desalentadoras para una afición como ver a su equipo ganar menos de una vez cada cinco partidos. El Real Valladolid y el Leicester City encabezan la lista de los peores equipos del 2025 con apenas cuatro puntos conseguidos en catorce encuentros, lo que se traduce en una media lamentable de 0,29 puntos por partido. Lo más preocupante es que ambos clubes tenían expectativas moderadas pero realistas al inicio de temporada: mantenerse en la categoría y competir de manera digna. Sin embargo, el presente los coloca como candidatos serios al descenso.

El caso del Valladolid es especialmente trágico si se considera que no es un recién ascendido sin experiencia en la élite. Ya en temporadas anteriores había demostrado un juego competitivo, y se esperaba que consolidara su presencia en LaLiga. Sin embargo, una defensa frágil, decisiones tácticas cuestionables y una alarmante falta de gol han hecho que el equipo castellano sea un reflejo de desorganización. Por otro lado, el Leicester, que hace menos de una década asombró al mundo ganando la Premier League, vive hoy su propio infierno. La salida de jugadores clave y la falta de una planificación coherente están hundiendo al club en una crisis existencial de proporciones históricas.


Monza, Southampton y un mediocampo sin rumbo

Monza y Southampton, con cinco puntos cada uno, apenas logran mejorar la media de Valladolid y Leicester, aunque tampoco escapan a la preocupación. Ambos equipos arrastran problemas estructurales en el mediocampo: falta de transición fluida, errores no forzados y una evidente incapacidad para sostener el ritmo de juego durante los noventa minutos. El Monza, a pesar del impulso financiero y mediático que recibió tras su ascenso, parece haber tocado techo muy pronto. La Serie A no perdona errores y mucho menos a quienes aún están en proceso de consolidación.

El Southampton, por su parte, continúa su camino descendente que ya se había vislumbrado en temporadas anteriores. Sin solidez en defensa y con un ataque predecible, el equipo inglés es actualmente uno de los más vulnerables de la Premier. El problema no es solo táctico, sino también psicológico: los jugadores parecen haber perdido la confianza, y los errores individuales se multiplican jornada tras jornada.


Los que no levantan cabeza: Empoli, Montpellier e Ipswich

Empoli y Montpellier comparten una media de 0,40 puntos por partido, mientras que Ipswich Town apenas mejora con 0,43. Estos tres equipos enfrentan un dilema común: su plantilla carece de profundidad y experiencia para competir de manera sostenida en ligas tan exigentes. El Empoli, con una historia modesta en la Serie A, continúa su lucha por la permanencia año tras año, pero esta vez el panorama se presenta más oscuro. La falta de alternativas ofensivas y un banquillo corto están afectando seriamente el rendimiento del conjunto toscano.

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Fuente: Unsplash

Montpellier, tradicionalmente un club de media tabla en la Ligue 1, ha perdido estabilidad. Las lesiones y la rotación constante de entrenadores han impedido encontrar un sistema que funcione. El equipo no solo pierde, sino que lo hace sin competir realmente, algo que en Francia es sinónimo de descenso asegurado. Ipswich, por su parte, es víctima de su propio ascenso acelerado. Su retorno a la Premier League despertó ilusión, pero también evidenció sus limitaciones. La diferencia de nivel con sus rivales es notable, y si no se refuerza en el mercado de invierno, su descenso podría consumarse con varias fechas de antelación.


Girona, Lecce y Parma: decepciones relativas

El Girona, con nueve puntos en catorce partidos, y Lecce y Parma, con diez, completan la lista de los diez peores equipos del 2025. Aunque sus promedios de puntos por partido (entre 0,64 y 0,71) son levemente mejores, siguen estando muy por debajo del umbral de seguridad. El Girona, que había sido una de las revelaciones en temporadas anteriores, no ha logrado mantener el nivel. A pesar de tener una propuesta ofensiva atractiva, su fragilidad defensiva ha sido un lastre imposible de disimular. Conceden demasiadas ocasiones y suelen recibir goles en momentos clave del partido, lo que frustra cualquier intento de reacción.

El Lecce y el Parma viven una realidad similar: plantillas justas, presupuestos limitados y una dependencia excesiva de jugadores específicos. En el caso del Parma, la situación es especialmente dolorosa si se tiene en cuenta su rica historia en el fútbol italiano. El club ha pasado de ser protagonista en competiciones europeas a pelear por evitar el descenso en la Serie A. Su falta de eficacia en los metros finales y una portería vulnerable resumen un panorama complicado.

El fútbol no perdona, y el 2025 está siendo un año despiadado con varios clubes que, por historia, presupuesto o expectativas, esperaban estar mucho más arriba en la tabla. Desde el Valladolid hasta el Parma, la tabla de los peores equipos de las grandes ligas europeas revela cómo las carencias tácticas, la mala planificación y la presión del entorno pueden hundir incluso a proyectos que, sobre el papel, parecían prometedores. Para todos ellos, el margen de error se ha reducido al mínimo, y el mercado de invierno será decisivo para intentar revertir el rumbo. Si no lo consiguen, el castigo será severo: perder la categoría y todo lo que ello implica. La élite del fútbol es exigente, y solo los más sólidos —en lo deportivo, económico y mental— logran mantenerse a flote.

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